PUNCH NEEDLE
Soy Victoria Ripari, soy Argentina y vivo en España. Cuando tenía ocho años, mi abuela me entregó una aguja y un hilo, y me enseñó a bordar. No debe haber sabido entonces que esa herramienta minúscula y tan difícil de ver me iba a abrir una mirada del mundo. Desde entonces, el bordado es mi refugio y mi mayor compañía.
Durante muchos años, me dediqué al trabajo formal en la industria textil. Pasé por distintos puestos en empresas de menor y mayor tamaño. Fui parte de pequeños negocios locales y también estuve dentro del ecosistema empresarial más formal.
Un día me cansé de la rutina y quise frenar la inercia de los días. Entonces, empecé a viajar por Argentina, mi país de origen. Subí a mi familia a una casa rodante y me abrí a la aventura de los paisajes más maravillosos y menos esperados. Ahí vi, amplié mi mirada, mis ojos vieron la diversidad de la naturaleza y la magia de los cielos que cambian de color.
Conmigo viajaron mis manos, mi aguja, mis hilos y lanas; llevé mi oficio por distintas provincias, por rutas deshabitadas, montañas llenas de nieve, lagos congelados, bosques florecidos y playas de mar oscuro. Los colores argentinos se sumaron a la lista de paisajes que ya había contemplado y vivían en mí –India, China, Latinoamérica, Estados Unidos, Europa–. La naturaleza siempre fue mi mayor inspiración en la vida y en el bordado.
Mi trabajo se basa en la experimentación textil, utilizo lanas, hilos y otros materiales reciclados. En ellos busco jugar siempre con las texturas y los colores. Me enloquece el color. Cada pieza que creo es un mundo nuevo donde exploro las distintas combinaciones y posibilidades que el color me ofrece.
Estos últimos años me he dedicado a dar talleres y allí he encontrado mi propósito: poner a las personas que se crucen en mi camino a bordar para encontrar en un oficio su propio refugio, su lugar de descanso, su espacio para meditar, su encuentro con su propia creatividad. Y de esta manera resignificar la huella que mi abuela dejó en mi corazón para siempre.