BORDADO
Crecí rodeada de hilos, lanas y cintas en la mercería que regentaba mi madre en el pequeño pueblo de Zamora donde me crié. A los seis años, en el cole, me colocaron un dedal y me enseñaron a bordar; se valoraba, sobre todo, la responsabilidad del deber cumplido, pero yo bordaba por placer, bordaba para hacerme mis manteles, mis “tú y yo”, y me metía en la cama de noche para bordar a escondidas –como quien lee con la linterna bajo las mantas– y hacerle a mi madre regalos. Tardes de sol en la calle, en aquellas sillitas bajas de pueblo, bastidor en mano, charlando y bordando con las amigas, las tías, las abuelas, las hermanas…
Estudié Bellas Artes en Salamanca (primero me licencié en pintura y después en diseño gráfico) y he trabajado durante más de una década en publicidad. En 2008, cuando nació la primera de mis tres niños (900 gramos, operaciones, UVI, respiración asistida), estar cerca de ella, en silencio, sin ordenador y sin poder usar productos para pintar, me llevó a retomar los hilos. Empecé haciendo regalos a amigos. Fueron estos y mi marido quienes me animaron a seguir.
La técnica que utilizo es la del bordado tradicional con hilos de algodón, de seda… sobre telas de lienzo, lino… Cualquier tela vieja me sirve. Encontrar en el desván una caja con hilos olvidada por las abuelas y varios sacos de lienzo en el granero se convierte en el mayor de los tesoros.
La aguja es, en parte, un ejercicio de memoria de donde surge un mundo de recuerdos, ciervos, máquinas de fotos, sillas y bodegones, flores, cuadros, pero también recoge cualquier cosa que me inspire en el día a día, letras de canciones, librerías. Bordar me conecta con una herencia recibida de toda una generación de mujeres, pero sobretodo me ayuda a contar la vida.
Colaboro con marcas como Anthopologie, Carolina Herrera, Fjällräven Kanken, Moisés Nieto, RTVE, LEVIS, AD, Traveler, VOGUE, Hermes, Museo ABC o la tienda del Museo Thyssen. En mi taller, en el barrio de Lavapiés, trabajo y desarrollo talleres (amenos y divertidos, procuro). A veces lo compagino con clases en la Escuela Superior de Diseño (ESD), en el Instituto Europeo di Design (IED) en Madrid y en la Universidad de Salamanca.